Recuerdos

Recuerdo con 4 años, en 2º de infantil, estar coloreando, sentada con mi compañera Cris en clase. De algún modo decidimos que el color rosa no nos gustaba, que era de niñas y que no lo íbamos a usar en aquel dibujo. Recuerdo hacernos la promesa de nunca, nunca usar ese color. Lo recuerdo muy vívidamente porque, ahora me doy cuenta de esto, aquel es el primer recuerdo que tengo de reprimirme en mi expresión. No se si me gustaba el rosa pero estoy segura de que reprimí que me gustase, lo bloqueé, era lo que se esperaba de mi. 

Recuerdo reprimir que me gustara el rosa, pero también recuerdo cual fue mi válvula de salida. Mi madre encontró hace poco mis cuadernos del cole, de toda la primaria. Hay dictados, sumas, pequeñas redacciones pero sobre todo hay dibujos. Y siempre domina un color, el violeta. Recuerdo a la perfección mi razonamiento. Mi color favorito puede ser el violeta porque ya que el rosa es de chicas, puedo elegir este que está al lado y también me gusta, además me gustaba como combinaba con el amarillo. (Por intuición sabía que eran complementarios, fua.. era listísima.) 

Recuerdo que siempre he pensado que quería ser una niña. Nunca entendía como se asignaban las cosas que eran de niñas y de niños. Sentía envidia por los juguetes de mis primas pequeñas, eran mas bonitos, creo que me gustaban esos que eran como casitas seccionadas que se abrían por la mitad. Muchos años después terminando de estudiar arquitectura, hay cosas que me encajan. Sentía envidia también por los grupitos de amigas que se formaban en el cole, sus bailes, las que iban a gimnasia rítmica todas juntas... cada vez encajaba menos con ellas pero tampoco me sentía incomoda, jugaba al futbol y al baloncesto, estaba en equipos y hasta había niñas que jugaban al baloncesto conmigo. Recuerdo la envidia pero todo se sentía normal, de nuevo hacía lo que se esperaba de mi. Y a mi me gustaba jugar al baloncesto así que... seguimos.

Recuerdo un poco más adelante como los cuerpos de mis compañeras empezaban a cambiar, recuerdo que en aquel momento me empezaban a gustar las chicas, pero recuerdo envidia y en aquel momento no se si lo hubiera identificado de esa manera pero resignación. Que sus cuerpos iban a ser distintos que el mío y que me iban a gustar mas sus cuerpos que el mío. Recuerdo muy claramente y coincide en esa época que empecé a tener un sueño recurrente, yo era una chica y tenía un superpoder podía controlar el tamaño de mi pecho. De manera literal, mis compañeras del cole tenían el cuerpo de mis sueños. 

Recuerdo un verano, en un campus de baloncesto, nos llevaban a pasar el día a las piscinas, se suponía que era un momento de excitación y alegría. Me acuerdo del viaje en autobús, y me acuerdo de un pensamiento que tuve, ¿por qué el resto son tan normales? había algo en mi que no encajaba, se suponía que todo estaba bien que iba a ser un gran día pero veía al resto disfrutando y me veía a mi misma como distinta, por algún motivo no me veía normal. Debería estar disfrutando como el resto, debería ser normal y no lo estoy siendo. Quería sentir lo que se esperaba de mi, no podía.

Recuerdo una cena familiar, creo que de nochevieja. Reunidos por la tarde antes de cenar en el salón estamos los niños viendo la tele, allí estaba un tío mío. Él a los mandos, cambiando de canal, en un momento recuerdo que pasa por Divinity, estaban con un programa de bodas o de novias, no se. Se estaban probando vestidos de novia. Mis primas pequeñas dijeron que lo dejara y a mi me salió decir que sí, que yo también quería ver eso, que el programa era guay y que me gustaban los vestidos de novia. Como si fuera ayer, recuerdo el comentario: "pero tú... vaya mariquita!" Nadie dijo nada. Pero se me quedó gravado. Un recordatorio para siempre de que si dejas de ser lo que se espera de ti, te llaman la atención.

Supongo que aprendí a ser lo que se esperaba que fuera. De pequeños nos dicen cosas como: ¿Qué quieres ser de mayor? Podrás ser lo que tú quieras... Nunca he sabido que responder. Mis recuerdos siempre están ahí presentes pero mi futuro siempre ha sido inimaginable. Parece que siempre me he amoldado a lo que se esperaba de mi. Pero creo que coartaron la imaginación de quien puedo llegar a ser. Siento haber crecido jugando a baloncesto con una mano atada a la espalda. Siento nostalgia por la niña que no pude ser. Siento ese duelo por la niñez y adolescencia perdidas y supongo que es algo que me acompañara siempre.


Comentarios

  1. es posible que no recordemos las cosas, como ocurrieron originalmente, que cada vez que recordamos algo lo alteramos un poco. Estos recuerdos son puñalcitos clavados y creo que configuran quien soy.

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