Cardos
Existen algunas palabras en diferentes lenguas que están conectadas. No se si es por los clichés del internet vacío escrito por modelos de lenguaje generativa. Siento que están muy manoseadas, que su significado se ha ido limando que van perdiendo su potencia. En galego decimos morriña, en portugués saudade. Las solemos usar para decir que echamos de menos el lugar de donde somos, que echamos de menos el hogar. Expresan ese sentimiento de pertenencia a un lugar y la tristeza de estar alejadas de allí.
Para mi es natural ese sentimiento, puedo echar de menos algunos paisajes, echo de menos el oleaje de según que costa, el viento de según que sitio. Echo de menos colores, olores, épocas del año concretas. El frío de los días soleados de invierno paseando por el monte o al lado del río. Esto es lo que creo que es la morriña para mi, supongo que habrá mil maneras de llamarlo.
Hay otro sentimiento que tengo que es similar y no encuentro nombre que darle. Me pasa algo parecido, pero con sitios en los que aún no he pisado. Me pasa con Escocia, los paisajes que conozco desde lejos, esa apariencia de que no es posible vivir allí, la naturaleza como invencible, las colinas sin arboles pero con flores, niebla en suspensión, lagos, frío, humedad. Echo de menos y me entristecen algunos lugares en los que nunca he estado. Ni siquiera pienso en ningún sitio en concreto, es algo esencial, algo sensible. Habrá mil cosas que no conozco sobre escocia, habré romantizado el paisaje, el ambiente o la luz. Pero me duele esa tierra, que siento como mía, aunque no la haya tocado. Siento que pertenezco allí.
Aquí viene la parte de intentar saber como llamarlo. En galés, Hiraeth es una palabra usada para hablar de sentimientos parecidos. Es el anhelo o nostalgia por el hogar o por el pasado de la tierra, nostalgia por una Gales del pasado. Añade el matiz de que es un pasado o un hogar al que no se puede volver. Quizás nunca existió. En alemán, Sehnsucht. También similar pero no tan ligada a la tierra, es un anhelo intenso y profundo. El deseo vehemente, casi violento, por algo indefinido, algo inalcanzable que solo existe en la imaginación.
Hay en todas estas palabras un hilo conductor, sensibilidad, romanticismo, nostalgia. Hay idealización de la naturaleza. Sin embargo es un sentimiento que no puedo esquivar, es profundo. Se de donde soy y siento ese arraigo pero al mismo tiempo me siento incompleta como si parte de mi estuviera allí. No es un simple deseo de viajar allí. Me gustan otros sitios pero no tengo esta conexión tan profunda con ellos.
Supongo que hay algo en mi, de estar incompleta, de búsqueda continua. Esa tristeza extraña, ese anhelo por lo que no se tiene, esa nostalgia por lo que no se es. Soy yo. Me gusta que el himno de Escocia sea de resistencia y de lucha, y que todo ello se encarne en una flor. No por nada este blog se llama Cardos y Margaritas. Por eso el Cardo es mi flor favorita, crece a pesar de su entorno. Se protege con espinas, pero su belleza es sencilla, es dura, es llamativa, es resistente. Creo que no tengo ninguna de esas cualidades pero ojalá parecerme a la flor de Escocia. Oh flower of Scotland, when will we see your like again?
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